Joaquín José Martínez
 Joaquín José Martínez
El primer europeo en salir de un corredor de la muerte de Estados Unidos
 

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El Juicio

Mi segundo juicio no se puede llegar a comparar con el primero, fue un juicio justo y completamente diferente.

Para empezar se rechazó la declaración de mi ex mujer y las de los presos que en su momento declararon en mi contra. Es más,  algunos de estos presos habían enviado escritos a la Corte Suprema, en los que confesaban haber mentido en el primer juicio a cambio de promesas de reducción de sus condenas.

La cinta de grabación y la trascripción fueron desestimadas por el mismo juez que en su momento las aceptó como válidas. Pienso que es importante destacar que la trascripción había sido preparada desde un primer momento por el padre de la víctima, que era el jefe de pruebas de la oficina del sheriff, y por su sobrina que también trabajaba en el departamento policial como taquígrafa.

Un mes y medio antes del juicio mi abogado obtuvo la declaración de este señor, en la que confesó haber preparado dicha trascripción, ya que mi abogado lo puso en evidencia al mostrarle la original firmada de su puño y letra.

A pesar de que este hecho demostraba la manipulación por parte del departamento del sheriff, no pudo salir a la luz, ya que el oficial falleció unas semanas después de esta declaración y poco antes del nuevo juicio.

Con la ayuda de los  expertos que se contrataron por parte de nuestra defensa, se pudo comprobar que las cintas eran inaudibles respecto de lo que se pensó en un primer momento. Y por tanto, la interpretación de aquello no era totalmente exacta. También se comprobó que resultaba imposible que los policías pudieran escuchar la conversación que tuvo lugar en la casa de mi ex mujer, ya que la distancia y los árboles que la rodeaban impedían una recepción clara de dicha conversación. Sin embargo, estos mismos detectives  habían jurado en el primer juicio haber escuchado toda la conversación y una confesión por mi parte.

Nada más empezar el nuevo juicio, y para sorpresa de todos, nos comunicaron que el Estado ya no pediría "La Pena de Muerte" y que en el peor de los casos sería condenado a cadena perpetua.  De por sí el cargo de robo fue retirado por la Corte Suprema porque para ellos no había existido ningún robo, nada faltaba en la casa ya que habían encontrado dinero, joyas y drogas a la vista.

La presentación y exposición por parte de mis abogados fue excepcional y no creo que se cometiese ningún error, ese día no había espacio para ello.

Los banquillos de la sala del juicio estaban ocupados por mis familiares y amigos, los periodistas esperaban fuera transmitiendo todo lo que ocurría paso a paso sin omitir ningún detalle.

Después de varios días escuchando declaraciones llegó el momento del veredicto, y la rapidez con la que llegó nos sorprendió a todos.

Mientras escribo estas líneas recuerdo lo que era estar ahí, y las cosas que pasaron por mi mente cuando leyeron ese veredicto de no culpable. Pasaron por mi mente imágenes de todo ese sufrimiento que habíamos vivido mis padres y yo, los meses encerrado, aquellos cumpleaños y navidades detrás de unas rejas sin ellos y sin mis hijas, de todo lo que había dejado de hacer durante aquellos 5 años y medio de estar privado de mi libertad.

Por fin había llegado ese momento que volvería hacerme sentir persona y borraría o intentaría borrar la pesadilla que había vivido.

 

 

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