Joaquín José Martínez

El primer europeo en salir de un corredor de la muerte de Estados Unidos

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La Llegada

Estando preso imaginaba continuamente lo que sería llegar al país que tanto me estaba apoyando, poder ver y agradecer a toda la gente que me escribía y me animaba con sus palabras. Todo lo que me había imaginado fue real y al llegar al aeropuerto me sentía en una nube, ver que todas esas palabras de apoyo tenían rostro y lloraban conmigo…no sabía si gritar, saltar o llorar, sólo sé que la emoción se apoderó de mí.

Recuerdo haber dado las gracias a través de los medios de comunicación, poco después salimos a una casa de descanso a la espera de mi primera entrevista en el país. Me encontraba en la sierra rodeado de árboles y montañas en contacto con la naturaleza. Me trataron muy bien y no me faltó de nada aunque para mí lo más importante era estar con mis padres y sentirme libre otra vez. Fue un buen momento de reflexión.

Fui a un programa que me recibió con mucho respeto y cariño, y la verdad es que todos los que siguieron me transmitieron esa misma sensación.

En aquellos días pude ver, oír y leer  las noticias y el efecto mediático que se había creado en España. En varias ocasiones mis padres me habían contado todo lo que se estaba haciendo en España pero nunca me había imaginado que llegase a tal magnitud.

En las semanas y meses siguientes mis padres y yo tuvimos la oportunidad de agradecer a todos lo que habían hecho por nosotros. Hablamos en varios medios de comunicación y acudimos a varios actos en forma de agradecimiento.

No existían personas, medios, ni partidos políticos que hubiesen hecho más que otros. Para nosotros TODOS habían conseguido que yo estuviese libre e hicimos todo lo posible para que nuestro agradecimiento llegara a todos porque así lo sentimos.

Muchas veces me preguntaban mis compañeros en el corredor  que dónde estaría mi casa después de todo esto, y nunca encontraba una respuesta adecuada. No sabía si sería Madrid, Barcelona, Valencia, las islas o cualquier otra ciudad o país, sólo sabía que no podía ser EE.UU.

Al llegar a España encontré esa respuesta y es que para mí, casa no es un lugar fijo ni una ciudad o país en concreto, para mí casa es el lugar donde me siento querido y donde puedo querer. No ha pasado ni un solo  día desde que salí de aquel infierno en el que no me sintiera en CASA.

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